- Por que los micros que tienen escalera para subir (al segundo piso) tienen baño y este no?

- Mamá, mirá tengo un granito.

- Sí, dejalo.

- Mamá... ¿ este granito infecta?

¡Qué lindo que es tener un chanchito mimoso!
Con la excusa del abrazo, conseguí que se quedara un rato más haciendo fiaca conmigo antes de levantarnos.
Por la ventana abierta, los rayos de sol iluminaban el polvillo que flota en el aire.
- Ya están entrando los cositos del sol... ¿te explico qué son?
- ¿Qué son?
- Son esas cositas pequeñitas, como polvo o insectos o aves.

- Mamám... ¿vos llegaste al final del arcoiris?

Viernes a la noche. Delivery night.
- ¿Comés otra empanada, Ale?
- Ehhhh, sí.
- ¿De pollo o de jamón y queso?
El gesto de "estoy pensando" que pone me da ganas de comerlo a besos...
- Mamá ¿cuales eran las empanadas que yo odiaba?
- ¿Vos odiabas unas empanadas?
- Sí. Pero no recuerdo si las de pollo o las de carne.
- ...
- Porque las de pollo y las de carne se parecen. Pero las de carne son un poco "moraditas".

No alcanzó con despertarme a vómito limpio, suponiendo que semejante contradicción exista.
Encima jugó con mis sentimientos de una forma vil...
Engañome cual sirvienta paraguaya.

- Mamám...
- ¿Sí?
- ¿Sabés cuanto te quiero?
- ¿Cuánto?
- Te quiero como el sol y las estrellas y los planetas y todo lo que existe.

Me muero de amor, me derrito, me desago en abrazos y besos y le digo que yo también lo quiero muchísimo. Me suelta. Se incorpora.

- ¿Ahora me vas a compara el juguete que yo quiero?
- ¡Cerdo! ¿Por eso me dijiste que me querías? ¿Para que te compre un juguete??
- Noooo, te dije que te quería para decírtelo. De todas formas... ¿me comprarás un juguete?
- ¡...???...!
- ¿De qué te reís? ¿De qué te reís, mamá?

- Algunas creaturas comen a otras creaturas. Porque cuando una creatura que está viva se muere, se la comen otras creaturas.

Los domingos no están hechos para levantarse antes de las diez de la mañana... Yo ya estaba despierta y no pensaba moverme hasta que fuera realmente necesario. El niño abre los ojos y ya quiere salir al mundo.

- ¿Nos levantamos, mamá?
- Espera que mamá se está desperezando un poco.
- Bueno.

No sonaba muy convencido, de hecho, dos segundos después, se sienta en la cama:

- ¿Me levanto?
-  No, Ale, esperá un poquito.
- Bueno, te espero sentadito. Te esperandito.

- Mamá, sabías que yo tengo dos tubitos acá (se toca el pecho) uno para los alimentos y otro para las bebidas.
- ...
- Y cuando se llenan, entonces crezco.

Revolviendo en la cartera para encontrar las llaves y abrir la puerta de casa, veo el bocadito Holanda que compré hoy temprano...
- ¿Te portaste bien, Alexei?
- Sí.
- Tomá.
- ¡Uuuuuy qué bueno...!
-¿Qué se dice?
- ¡...un chocolate!
- No Ale, se dice "Gracias"...
- ...ah, así, gracias.

- Mamamm, ¿cómo se llama eso chiquitito que se parece a un telescopio?
- Microscopio.
- Ahhh...! Sí.

Hubiera sido casi romántico si no fuera porque mi compañero de mesa me relataba paso a paso todo lo que sucedía en la pantalla de Cartoon Network mientras se limpiaba las manos en la ropa.

Entre todo lo que tuve que escuchar, lo más desconcertante llegó a la hora del postre:

- ¿Por qué la ensalada de frutas de llama "ensalada de frutas"?